miércoles, 30 de abril de 2008

El medio vaso

Me resulta bastante rara la expresión "ver el vaso medio vacío, o verlo medio lleno". Es decir, entiendo a qué va la metáfora y todo eso, pero no me parece una frase muy feliz que digamos. Es algo que debe, para mí, analizarse anafóricamente.
Explico: el vaso puede estar medio vacío, o medio lleno. Y no es un punto de vista pesimista u optimista, sino que debemos analizar el vaso antes de nuestra sentencia.

1- el vaso estará medio vacío, si antes estuvo lleno;
2- el vaso estará medio lleno, si antes estuvo vacío.

Si quieren, lo traduzco a metáfora: Yo estoy siendo pesimista (y veo el vaso medio vacío) si hasta ayer estaba bien, feliz, disfrutando y no estoy así hoy. Hoy estoy mal, triste, sufriendo.
Y vice-versa. Uno puede ser optimista si hasta ayer estaba mal y hoy vislumbra una luz de esperanza.

El chiste dice que para un ingeniero, el vaso no está ni medio lleno, ni medio vacío, sino que es el doble de grande de lo que debería ser. Lo que también es verlo de una forma pesimista, ya que, por más completo que esté, siempre nos faltará algo, o nuestra vida (mejor dicho) es la mitad de lo que podríamos lograr.

Yo no sé qué contestar cuando me hacen la pregunta de cómo veo el vaso. Hay días en que el vaso desborda, y otros en los que a duras penas tiene alguna gota mojando el fondo. Pero sí sé que el líquido que tenga fue retirado o agregado con respecto al ayer.

Por ahí hoy mi vaso no esté muy lleno que digamos, pero tengo la botella en la mano. Otros días, quizá, tenga tanta sed de estado de ánimo que vacíe el vaso con una sed voraz que me deja (in)satisfecho. Quizá algún día dejemos de pensar que una cosa puede ser de tal o cual manera en este momento. Y podamos ver que las cosas son así o asá por todo el bagage anterior. Hoy veo el vaso, mañana te digo cuánto agua hay dentro

miércoles, 23 de abril de 2008

La mar estará serena

El mar es algo complejo. Tiene esa cosa de vértigo, de brutalidad natural, y a la vez es muy placentero, muy pacífico.
El mar puede parecernos peligroso, muy frío, muy duro al comienzo, pero lentamente, al ir pasando las olas de la orilla, notamos que no es tan frío, que no es muy peligroso si uno sabe llevarlo, y que no es para nada duro, sino todo lo contrario.
El mar nos abraza, o nos pega. Todo depende de dónde estemos parados. Si uno se mete de lleno, lo más probable es que el mar nos sorprenda un poco, pero en seguida nos empiece a querer, a llevar, a dejarnos libres casi hasta de nuestro propio peso.
El mar, en sí, es lo que está más allá de la orilla. El mar está después de ese principio inestable.
Y sí, el mar tiene sus olas grandes, poderosas. Esas que nos mueven y nos dan vueltas y más vueltas antes de soltarnos, una vez más, en la calma del agua.
Pero ojo, el mar no es para cualquiera.
Si uno no está listo para entrar al mar, lo mejor es no hacerlo. No jugar con él, porque el mar nos tratará mal en seguida. Uno debe respetar al mar, porque, de buenas a primeras, nos puede mandar una ola de la que no podamos salir, y nos va a devolver a la orilla.
Y quedaremos sólo con arena y conchilla, como antes de conocerlo.
Lo mejor es dar ese paso, pasar las olas de la playa, y meterse de lleno. Pero, eso sí, sabiendo que va a haber olas grandes, espumosas, que nos quieran tapar.
Nada más, es cuestión de saber cuándo dar el saltito para pasarlas por arriba sin que nos hagan daño

El mundo sin arte?

¿Qué hubiera pasado si la Gioconda le decía a Leonardo que no le gustaba cómo había quedado su pintura, que no estaba bien maquillada? ¿O si el pensador de Rodin le hubiera pedido por favor que "demoliera" su escultura porque se veía gordo (en un abseso de metrosexualidad muy raro en esa época)? ¿Y si Munch pensaba que la boca del tipo de "El grito" estaba demasiado torcida?
Imaginemos qué hubiera pasado si Mozart decía que su Marcha alla turca estaba en un tono que no le gustaba....
El mundo podría haberse perdido de muchas de las cosas más lindas que tiene, sólo porque el artista, o el modelo, o lo que fuere, tenía baja autoestima.
El mundo podría haberse quedado sin "Innuendo" su a Brian se le ocurría que el solo no estaba bien tocado.
Y ni que hablar si The Beatles hubieran considerado que Ringo era muy feo para tocar con ellos!
El mundo es mágico gracias al arte, gracias a las obras de arte. El mundo late gracias a que estamos inmersos en inmensas obras de artistas geniales, y no de interesados capitalistas.
El mundo se enorgullece del Louvre y no del Pentágono. El mundo se mueve gracias a esa fuerza creadora, gracias a ese amor puesto en un trozo de papel, unas cuantas notas juntas un lienzo previamente blanco...
Así y todo, el mundo sufre cuando las obras no gustan de sí mismas, y se reprimen y se repliegan en ellas mismas. La vida es mucho más linda si podemos ver girasoles pintados por Van Gogh, o escuchar Nessun Dorma. O lo que sea.
Por eso no entiendo nunca a la gente que no muestra su belleza sólo por considerarse menos bella que los demás. No entiendo cómo es posible que alguien no quiera mostrarse tal cual es, por miedo a ser reprobado por un tercero.
El mundo no tendría que privarse de esos lujos. No debe ser algo prohibitivo. El mundo merece que las obras de arte se multipliquen.
El mundo es mágico gracias a los que hacemos obras, a los que somos obras.
Dejémonos ver...

martes, 22 de abril de 2008

Día de la tierra

Esto tampoco es mío, pero es un buen homenaje a nuestra Tierra, en su día.


Hombre que mira a la Tierra (Mario Benedetti)

Cómo querría otra suerte para esta pobre reseca
que lleva todas las artes y los oficios
en cada uno de sus terrones
y ofrece su matriz reveladora
para las semillas que quizá nunca lleguen

cómo querría que un desborde caudal
viniera a redimirla
y la empapara con su sol en hervor
o sus lunas ondeadas
y las recorriera palmo a palmo
y la entendiera palma a palma

o que descendiera la lluvia inaugurándola
y le dejara cicatrices como zanjones
y un barro oscuro y dulce
con ojos como charcos

o que en su biografía
pobre madre reseca
irrumpiera de pronto el pueblo fértil
con azadones y argumentos
y arados y sudor y buenas nuevas
y las semillas de estreno recogieran
el legado de viejas raíces

como querrían que se escucharan
su verde gratitud y su orgasmo nutricio
y que el alambrado recogiera sus púas
ya que por fin sería nuestra y una

como querría esa suerte de tierra
y que vos muchachita
entre brotes o espigas
o aliento vegetal o abejas mensajeras
te extendieras allí
mirando por primera vez las nubes
y yo tapara lentamente el cielo

lunes, 21 de abril de 2008

Love for sale

Venía en el auto escuchando el programa de Gillespie (muy bueno para pasar el rato y escuchar algo de música que no suele pasar la Rn'P). Y la "consigna" del día de la fecha o, mejor dicho, el debate del día de la fecha era ver si el público estaba a favor de no tener una pareja libre, del touch and go, del sexo sin ningún tipo de relación afectiva; o del amor más tradicional, el clásico de "hasta que la muerte los separe", y esas cosas.
Y me puse a oir, sin escuchar, mientras pensaba en la gente que está a mi alrededor, al mundo que me rodea. Y sin hacer nombres acá, puedo decir que no entiendo cómo es que hay tantos embanderados de ese amor sin sentimientos...
Y después, volví a pensar en esas charlas que tenemos con Palla, y en cómo es que muchas veces (como bien dijo ella), la gente busca a alguien que le financie la soledad, en lugar de abolirla. Alguien que esté sólo por el hecho de que es cómodo. Porque es lindo tener a un fijo, más allá que para tenerlo tengamos que dejar de lado nuestro bienestar emocional, nuestra felicidad... nuestra capacidad de sorprendernos cada vez más por cómo amamos.... por cómo nos aman.
Así las cosas, me imaginé a las relaciones de hoy en día como un "outlet" del amor, en donde miles de personas desesperadas (sin distinción de sexo, edades, culturas ni niveles económicos) buscan rápidamente en la pila de cosas baratas, de fácil acceso, de cómodo amarre alguien con quien pasar el rato. Y no se busca en las primeras marcas del amor a alguien que nos conmueva con sólo mirarnos, que nos tranquilice con sus caricias, que nos haga ir a dormir deseando soñar con él (o ella) y despertarnos felices porque hoy es otro día en que nos vamos a amar.
No.
La gente de hoy se acostumbró demasiado al delivery, e incluso tratan de tener eso en el plano emocional.
Hoy por hoy, miles de personas van como zombies por la vida, encapsulados, acorazados en ese lugar simple de "es mejor así, estar con quien quiero, cuando quiero"... Me parece que no. Me parece que están con lo primero que encuentran, por más que no sean felices, aunque digan que sí.
También es muy difícil sobrevivir al lado de alguien que no nos interesa, alguien a quien no le interesamos. Es mucho más simple volver a casa a una camisa limpia, un plato de comida en la mesa y nada de fuegos en la cama, e ir a por esos fuegos en la piel de un tercero, que sólo nos da eso, y nada más.
Pero, claro: es muy simple hacer eso.
La juventud, sobre todo, ahora piensa que el amor eterno es imposible, es cosa de viejos, es cosa de gente que no sabe. El mundo así va perdiendo una de las mejores cosas que podía tener: creer que el amor perfecto está a la vuelta de la esquina, soñar con que es posible que nos despierten de un sueño como este con un beso apasionado.
Sufrir con todo el cuerpo el desamor es algo que nos marca que hemos crecido, y no el número de personas que pasaron por nuestra vida. Eso, creo, es un signo de inmadurez más que de orgullo.
Es preferible tener el corazón roto por un amor sincero, que tenerlo remendado con amores simples sin sentido.

viernes, 11 de abril de 2008

El por qué del día después

Alguna vez, hace mucho tiempo, escuché por ahí que "la mujer demasiado linda no es tan linda al segundo día". Algo así como que decepciona una mina que se saca el maquillaje y que nos muestra su cara lavada. A pesar de ser un ferviente luchador por la abolición del maquillaje en la mujer, me pareció, dentro de mi zapallez crónica, que era verdad. Y empecé a buscar, patéticamente y de forma casi masoquista, razones que justificaran esa gran verdad que me había sido revelada. Entonces, me fijaba en la mujer más hermosa del lugar para luego, de la forma más Derrideana posible, comenzar a deconstruirla con argumentos tan paupérrimos como inútiles.
Lo peor de todo esto, es que dentro de mi obstinamiento, esto me duró durante mucho tiempo, plagándome de desencantos amorosos aún antes de conocer realmente a la mujer en cuestión, por el simple hecho de que "era demasiado linda".
Sí, lo sé. Es una forma muy triste de encarar el amor en la adolescencia.
Lo bueno de esto, es que me llevó a apreciar los detalles realmente interesantes de las mujeres. Ya no miraba los ojos, sino la mirada. No buscaba lindos labios, sino una bella sonrisa.
Y en eso estaba yo, perigrinando en mi brutalidad amorosa cuando, un día de clases, justo antes del comienzo de la cátedra, apareció ella. Alta, pelirroja, tímida... hermosa.
Y empecé, como estaba acostumbrado, a tratar de deconstruirla... Y se me hizo imposible.
A partir de ese momento, entendí que por ahí la frase del principio, esa de las mujeres y el segundo día, no era tan así.
Volví a verla, una clase después y ¡Oh, sorpresa! No sólo seguía siendo hermosa, sino que era todavía más linda y más interesante de lo que yo había visto.
Las cosas se dieron con el tiempo. Hoy, muchas veces esa mujer Hermosa del primer día, amanece a mi lado, me nombra todos los días, hace que mi mundo sea más fácil, más ligero, con más simpatía.
Esa mujer hermosa del primer día, pasó a serlo aún más en el segundo. Y hoy, mucho tiempo después, tras varios meses de relación, en la que está presente en cada pulsión de mi vida, puedo decir que la mujer hermosa del primer día, era sólo una muestra, una prueba piloto, de esa mujer indescriptible que me acompaña en la vida.
Esa mujer hermosa del primer día, es hoy una mujer cuya belleza no puedo describir en palabras, sino sólo en sentimientos.
Entonces le escribo hoy, a los ojos del mundo. Hoy, que es un día después de una fecha significativa para nosotros. Hoy que, como buen día después, es más hermosa aún que ayer.
Sólo para que sepa lo que siento... por si le quedaban dudas.

Feliz día después

miércoles, 9 de abril de 2008

Tenemos que hablar

La reclusión nunca fue buena. En ningún momento de la vida, en ningún momento de la historia. Simplemente, el hombre es un animal social.
Sé que muchas veces se dice (incluso yo lo he dicho por acá abajo) que uno disfruta de la soledad. También es verdad: pero nunca al extremo. Uno puede replegarse en sí mismo para lo que necesite. Para encontrarse, para estar en paz, para pasar el rato, para descansar... Pero tarde o temprano no puede dejar de caer en esa especie de depresión hermitaña que trae el no tener a nadie con quien compartir.
Hay varios motivos, sin embargo, por los que uno se recluye. Uno de ellos, quizá el más común, es la tristeza. Si uno está triste, busca siempre excusas para quedarse solo, empezando así un círculo vicioso que es muy difícil de evitar después. Uno se pone triste, se encierra, y se aisla, casi estúpidamente diría yo. ¿Acaso no es mejor palear la tristeza con amigos, pareja, amantes o lo que sea, a hacerlo solitariamente en una habitación? Uno encuentra la risa con la gente que quiere, casi siempre. Y si no, es mucho más fácil llorar en un hombro conocido que con los ojos al aire. Uno puede estar buscando compasión, entendimiento, complicidad. Y eso siempre lo da la gente que uno quiere.
Si me guardo, si no hablo, si no expongo mi tristeza, ésta va a ir en aumento, comiéndose las cosas buenas que sí tenemos.
No entiendo esa gente que pone música triste cuando se siente así. Sería mucho más efectivo poner Photograph de Ringo que Dark Side of the Moon de Floyd. Esa cosa pseudo-masoquista que tiene le gente de estar mal y escuchar, leer o mirar cosas que lo ponen peor nunca me pareció saludable. Está muy bien leer que a Borges le parece que "ya no tiene magia el mundo, te han dejado", pero no me parece que sea una lectura aconsejable para cuando uno acaba de romper con su pareja.
Uno debería tratar de encontrar otras caras a estas situaciones de la reclusión. Uno no puede encerrarse para evitar que la gente que se quiere acercar a él se salpique con su bajón. Al contrario, uno debería tratar de abrirse al mundo, tratando de buscar una respuesta, o una solución a esto que le está pasando. Uno debería aprender a apoyarse en esa gente que está cuando nos reímos de todo, para poder pasar el rato en que nada nos causa gracia.
Uno suele ponerse de mal humor cuando se recluye, porque cree que su reclusión no tiene salida, o que el motivo que lo lleva a recluirse no tiene salida. Pero no, la solución está ahí, al alcance de la mano. Es sólo un llamado, o ni siquiera.
Es sólo dejar que el otro entre.

Después de todo, el mundo puede vivir sin nosotros, pero nosotros no sin el mundo.

lunes, 7 de abril de 2008

Sex in the city

Por medio de otra nota, que sí me parecía interesante (algo sobre Seba Wainraich, que me cae muy bien) llegué, en la versión On-line de la revista "Oh Lala" a una nota titulada "Aprendé a pedir", obviamente en la parte de Sexo&Pareja. Copipasteo la introducción:

"Ya sea con palabras como con hechos, cuando se trata de sexo la clave es pedir con el tono justo. No ruegues. Mucho menos le exijas ni traigas a colación algún episodio del pasado. No sirven las recriminaciones, sólo generan inseguridades. Tené siempre en cuenta que una buena sexualidad se construye de a dos."

A ver, analicemos un poco:
a) "No ruegues": Ok, todos sabemos que hay fetiches y que son sumamente válidos, pero ¿hay algo más patético que un ruego en un momento así? ?No es algo que todo el mundo sabe, que no hay que rogar? Sugerir sí. Pedir, obviamente. Pero un ruego me suena a estar en una dictadura, y no en un momento para compartir;

b) "...ni traigas a colación algún episodio del pasado": ¡¿Qué es esto?! Mi Dios: "no amor, te explico cómo lo hacíamos con mi pareja anterior, que era mucho mejor!" O peor aún: "Cielito, cosita de mi vida, no quiero vivir de nuevo esa porquería que nos pasó la otra vez, dejá que te explico". ¡Son obviedades! ¡Claro que no hay que traer a colación cosas del pasado! ¡Ni buenas ni malas!

c) "No sirven las recriminaciones": Simplemente, sin palabras... BASTA DE OBVIEDADES

Pero no sólo nos quedamos ahí. Después, vienen unos tips superguachos para asegurarte una vida sexual impecable. Transcribo en negrita, lo demás es mío:

1) Que le quede claro que te encanta gozar: Y sí maestro, ya lo sabemos. A menos que seas masoquista, vas a querer gozar. Y si sos masoquista, y no gozás, ¡mejor para vos! Sólo no le digas de tu condición de SM y listo. Pero no me vengan con estas cosas. Decime algo que no sepa. A ver, veamos qué dice el segundo consejo;

2) El problema es el ritmo: Otra cosa rarísima ¿no? Si uno es rockandroll y el otro punk, se llevan bien hasta ahí. Ahora, si vos sos Mozart, y yo Pappo, no nos vamos a entender nunca...


3) Hacé vos primero lo que querés que él te haga: Ok, voy a discriminar un poco y dejar de lado, por esta vez, las relaciones homosexuales. Siendo así: NO!!!!! no quiero que me hagas lo que yo te tengo que hacer. Mejor pedímelo. O enseñame. Pero si vos sos nena y yo soy nene, mejor que no hagamos lo mismo el uno con el otro. Porque es raro, y muchas veces, físicamente imposible!

4) Tomá la iniciativa: ¡Vamos! Al fin un consejo útil. Sí, tomá la iniciativa. Eso nos gusta. Está bueno y sirve. Pero no deja de ser una obviedad...

5) Dale tiempo a los cambios: Sí, sobre todo si son como en el fútbol. Sale el diez, que está cansado, y entra el quince con aire nuevo. Ahora, mejor, no me cambies. Voy a salir, pero no voy a ir ni a entrenar después. Pero, si los cambios son de otro tipo, está bien que le des tiempo. No vaya a ser que se rompa algo ¿no?

En fin... Parece que hay gente que recibe un sueldo por estas cosas. ¿No será mucho? Con razón al gobierno el índice de desocupación le da tan bajo. Hay tanta gente haciendo tan poco...



jueves, 3 de abril de 2008

Dragoneante

Sólo por hoy dejo de ser soldado de mí mismo, y paso a ser un poco más. Por lo menos, para poder darme órdenes y ser quién manda.
Sólo hoy voy a dejar de ser la carne de cañón de mi existir, y cambio para mandarme un poco a pelear por eso que vale la pena.
Hoy soy yo, además de dueño de mí mismo, dueño de todo lo que soy y de todas mis acciones. Hoy dejo de ser el que era, para pasar a ser YO, así, con mayúsculas.


Y me sienta bien.

martes, 1 de abril de 2008

De ser malo por ser bueno

"El film termina bien sólo en las de Humphrey Bogart"
Skay Beilinson: "Bogart Blues"


Una gran mentira de nuestra infancia (o de la infancia de la mayoría, quiero creer) es que nos dijeron que siendo buenos íbamos a llegar lejos. Bueno, eso es tan poco cierto como que si tenés una banda de rock, las chicas mueren por vos de sólo verte.
Ahora parece que ser bueno, es algo malo. Sí, así como se oye.
¿O nunca les dijeron "Nah... lo que pasa es que vos sos demasiado bueno..."?
Pregunto: ¿No está bien ser bueno? ¿Desde cuando ser "demasiado bueno" es algo en contra de alguien?
Lo mejor, es que cuando uno trata bien a los demás, los demás desconfían. Hoy por hoy, poca gente entiende que existen las acciones desinteresadas. Que se puede ofrecer ayuda sin pretender más a cambio que un "gracias" de parte del otro. Que se puede hablar sin eufemismos, que se puede ser completamente franco.
La bondad está sobrevalorada. Desde siempre nos trataron de inculcar que ser bueno es algo que nos va a hacer mejores, pero el progreso del hombre vino siempre de cosas malas. La guerra mejora la tecnología, el hombre mató siempre para "conquistar" y tener más, o ser mejor en esto o aquello. La bondad está destinada a morir en el discurso. Las acciones son llevadas a cabo por gente no tan buena.
Uno trató toda su vida de ser bueno. Primero, como una forma de acercarse a la gente (ya he escrito sobre lo que es ser un satélite en cualquier grupo), y luego, por adoptarlo como una forma de vida. Pero no señor. Uno debería no haber sido tan bueno, según parece.
Si uno es bueno, buena gente quiero decir, puede ser tildado de muchas cosas... menos de bueno!
Por ejemplo: Si uno es hombre, y es bueno escuchando, o tratando bien a las mujeres, es tildado de ser gay, o de hacerle el "amigo gay" a todas o lo que sea. De vuelta a la chatura mental, la gente no entiende que hablar con una mujer no es querer acostarse con ella, y no es enamorarla. De hecho, si uno es tan "amigo gay" de una mujer, lo más probable es que ella no se enamore de uno, sino todo lo contrario, y lo quiera de otra manera.
¡Y ni que hablar si las mujeres te tratan bien también! ¡O si te dicen con el diminutivo de tu nombre o algo así! Ahí, seguramente, aparte de ser gay sos un boludo, porque no te la llevás a la cama...
Uno no puede hacer las cosas de forma correcta, porque es tildado de... ¿poco rebelde? La verdad, no sé cómo llamarlo. A mí me han cargado muchísimo diciéndome "Todo legal" por, por citar un caso, cruzar la calle por la senda peatonal en lugar de por el medio de la cuadra. ¿Cómo es eso? ¿En qué cabeza cabe que hacer "todo legal" sea motivo de burla? ¡Por Dios! ¡Qué equivocado estuve todo este tiempo!
Definitivamente, es el mundo del revés.
Si uno es demasiado bueno, la gente va a querer pisotearlo. Si uno no quiere hacer mal, pasa a ser un tonto. La gente sin malicia está destinada a la extinción.
Sin maldad uno se divierte menos. Sin putear uno no puede mantener una conversación.
Siendo bueno, uno es segregado en la mayoría de los casos. Hasta que por conveniencia se necesita a "uno bueno que no haga tal cosa..." Es así.
Alguna vez entenderé por qué a una mujer le gusta más un tipo que la trate mal, a un tipo que la tenga como una reina toda la vida. Voy a tratar de entender por qué, quizá, gana más un tipo "con cara de pícaro" a un tipo que destila bondad cada vez que respira. Por qué es que una mujer prefiere a un tipo desprolijo a un tipo que se esmera en vestirse bien para ella.
Son demasiados por qué...
Siendo "bueno" llegué hasta acá. Seguramente, de haber sido menos bueno, hubiera llegado más lejos.

Pero no me quejo... Quejarse nunca es bueno