martes, 27 de mayo de 2008

Semáforos

Hace un tiempo, en otro blog (Q.E.P.D) yo había dado cuenta de un semáforo en el que, al frenar con su luz roja el auto de alguna pareja, hacía que ésta inmediatamente se besara. Eso beso, en ese impasse celestealmente planeado, daba como resultado que la pareja siguiera junta, por lo menos, hasta pasar nuevamente por la intersección de esas calles.
Si, por el contrario, el semáforo daba luz verde, la pareja estaba destinada al fracaso.
Así las cosas, algunos automovilistas aceleraban o reducían la velocidad tratando de pasar en verde o detenerse en ese semáforo, de acuerdo al deseo de permanecer o no con su pareja.
Tiempo después, creo poder reconocer en esta ciudad algunos semáforos más. No dar a conocer la ubicación exacta de los mismos es mucho menos un acto egoísta que uno pensando en el bienestar público. Si todos supiéramos en qué esquina se encuentran, el tránsito sería todavía más caótico:

- Cierta esquina tiene un semáforo que nos hace estornudar cuando está en amarillo. Es automático. Uno está esperando detenido con luz roja y al cambiar al amarillo empieza a estornudar. Generalmente son dos o tres estornudos, pero todo depende del tamaño de la nariz del conductor;

- Hay otro semáforo, en cambio, que nos transmite la sensación de que nos está siguiendo nuestra maestra de historia del sexto grado. Cuando uno lo cruza en verde, a cualquier velocidad, inmediatamente comienza a mirar por el espejo, con la plena seguridad de en el auto de atrás viene nuestra antigua maestra, tratando de que le respondamos cuál es la fecha de la muerta de Doña Paula Albarracín. Si, por otro lado, tenemos la suerte de que este semáforo nos detenga, comenzaremos a cantar la marcha de San Lorenzo a viva voz dentro de nuesto vehículo;

- Si nos detiene un tercer semáforo en cierta calle casi intransitada, viviremos, durante las siguientes tres horas, repetidos deja vu de la última vez que nos hayamos comprado medias,

- Delante de una antigua fábrica de soda, el semáforo en rojo nos hará hacer shhh imitando a un sifón;

- Cierta luz amarilla en un semáforo nos hará recordar a nuestros viejos amigos, esos que no vemos hace mucho tiempo, pero que extrañamos día a día;

- En el cruce de dos avenidas muy transitadas de la ciudad, uno de los semáforos da el conocimiento del por qué de nuestra existencia. Sin embargo, para que este dato nos sea develado, deberemos pisar la senda peatonal con dos de nuestras ruedas en el momento justo en que cambie de verde a amarillo y sea jueves a las 15:22 Hs. De todas formas, mucha gente que tuvo esa casualidad, sabe algo nuevo y se da cuenta. Pero no entiende qué es;

- Si alguna vez van como peatones por una avenida, y ven que los conductores detenidos en un semáforo gritan al unísono "piedra libre", no piensen que enloquecieron. Ya saben a quién culpar;

- El último semáforo del que tomé conocimiento queda en una calle empedrada, por la que pasan muy pocos autos y ninguna línea de colectivos. Si este semáforo nos detiene, podemos tener la seguridad de que nuestra vida acaba ahí. Si nos da luz verde, tendremos una vida mucho más larga que lo normal. Algunos pesimistas lo llaman el semáforo de la muerte. Los optimistas, semáforo de la vida. Por alguna razón, desde que lo conozco, ese semáforo está en amarillo titilante, como esperando el momento justo en que el transeúnte pase y tenga sus días contados...

Obviamente, traté de obtener datos oficiales de estos lugares, pero ciertos funcionarios dijeron no saber nada sobre el tema mientras que otros tantos negaron que en las esquinas en donde los encontré hubiera semáforos instalados.

Por las dudas, trato de no pasar por ninguno de estos bichos raros.... no vaya a ser cosa que no deje de cantar "Febo asoooooma..."

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