Anoche no hubo sombras, ni ruidos infernales. No hubieron voces que hablaran desde lejos. Ni hubo fuegos de artificios. Anoche el monstruo durmió en paz, después del festín de los últimos días.
Hoy habrá, seguramente, piruetas infernales y campanas repiqueteando. Hoy el día será una excusa más, para llegar a la Dama Negra.
El mismo rostro, la misma piel. Los mismos susurros entrecortados... el mismo sentimiento agigantado
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