martes, 12 de enero de 2010

Requiem autorecitado

Si alguien alguna vez encuentra estas palabras, quiere decir que estoy muerto desde hace rato, fusilado por esa luz seguidora que no deja en paz a un alma en sombras.
Si alguien se interesa por seguir leyendo esto, deberá saber que este no es un escrito con pretenciones de póstumo, sino más bien una especie de escape de la realidad, de esta vida que dejé en el umbral hace rato junto a mi disfraz.
Ya no importan mis sueños. En mis sueños corro por piedras blancas, y me caigo tantas veces como me levante. Las caídas son leves muchas veces, y otras son profundas, cayendo en grietas insondables, negras, indescriptibles.
He muerto miles de veces fusilado a sus pies, pero nunca tanto como hoy. He sido feliz, y he sufrido inmensamente por esa misma felicidad.
Fui preso y salí en libertad. Estoy en libertad perpetua.
Me vine abajo desde la cima.
He sido. Y sigo siendo
Alguna vez, volveré a ser.
Ahora caminaré en soledad por la noche, saltando charcos de luz. Quizá algún perro solitario beba de mis ojos, y mi mirada vuelva a ser melancólica como antes.
Voy a rodar lejos de la puesta del sol, y a enfrentarme a esas olas de arena oscura.
Soy ahora. Y seré mañana.
No fui luz, ni energía. Ni costa segura en marejadas eternas. No idealizo, y pido que no me idealicen.
He sido.
Sigo siendo...
y volveré a ser

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