- Mirá, mirá
-¿Qué cosa?
- Mi pelota
- Ah... sí. ¿Jugamos?
- No boludo, mi pelota... rebota.
- Y sí, salame. ¿Qué querés que haga? Está hecha para eso... ¿Jugamos?
- Sí, ya sé que está hecha para eso, pero... se me hace que es otra cosa.
- ¿Eh?
- Claro, que se me hace que es más que una pelota... Ya sé.. ¡es como la vida!
- ¿De qué mierda hablás? ¿Vamos a jugar o no?
- Ja ja. No te enojes pelotudo... Pero no sé si quiero jugar con mi vida
- Pero no es tu vida idiota... es una pelota. Una pulpo, para más datos.
- No... pero es como mi vida. Mirá
- ¡Ya la ví! Hace como cinco minutos que la estoy viendo, y todavía no estamos jugando
- No, pero ¿la viste bien? Por eso es como mi vida
- A ver, gilastro. ¿En qué se parece a tu vida? ¿En que tenés rayitas amarillas? ¿En que si te rompo te sale como un juguito rojo?
- No, pelotudo. No. Mirala bien. Si la ves así, de primera y al voleo, parece perfecta. Es redondita, brillante... qué sé yo. Todas las cualidades pelotísticas. Pero si te acercás, ves que las rayitas no son todas iguales, que en donde está pegada por la mitad tiene rebaba y esas cosas. Pero, más importante, es que, si la tiro, rebota.
- Otra vez con lo de rebota. Estuviste comiendo caca de perro de nuevo, ¿no?
- No boludo. Lo importante de que rebote es que es como en la vida... Todo vuelve.
- La verdad, estás cada día más raro vos. ¿Vamos a jugar o no?
- No estoy raro. Pero mirá, si tiro la pelota contra la pared, vuelve a mi mano. Si la tiro al piso, sube a mi mano ¿entendés?
- Lo único que entiendo, es que con estas boludeces, estas jugando solo. ¿Me prestás la pelota?
- Claro salame. Mi vida, bah, todas las vidas, son así. Vos das algo, y te vuelve. Si crees que estás en caída y tocas fondo, es bueno, porque después empezás a subir. Si crees que te alejas de tu dueño, de la gente que te quiere, en cualquier momento volvés. ¿Entendés o no?
- ¡Ah no! pero vos, aparte de boludo, estás drogado. ¿Jugamos a la pelota o me voy a la hamaca? mirá que ahí veo que se desocupó una..
- No, está bien. Juguemos. Pero sin patearla muy fuerte, ¿Dale?
- Siempre fuiste un maricón. Pero bueno, dale. Atajá, que yo te tiro despacito, como a los bebés.
- Pará boludo. Que ya tengo 5 años.
- Y yo 6. Y no ando hablando tantas pelotudeces como vos. Dale, parate allá, y atajá tu vida, perejil
- ¿Ves? Es como yo digo. Ahora, mi vida está definiéndose en penales. Y tengo que tratar de atajar...
- ¡Basta! Sos un pelotudo a pedal. Me voy a la hamaca...
- Bueno... pero, si te ponés a pensar, la hamaca también es como tu vida. A veces estás arriba..
- No te aguanto más. Andate a cagar.
6 comentarios:
En los momentos mas apestosos, lo unico que redimio mis ganas de salir a matar, fue pensar que en la vida todo vuelve.
Y se que es asi: al que odia, al que envidia, al que lastima, al que estafa, la vida le devuelve la cachetada por algun lado.
Y la vida tambien te devuelve la caricia cuando te pertaste mas o menos bien.
A mi la vida me compensó la soledad de veintitantos años, la burla y la violencia, con tus ojos hermosos y tu mano segura que se duerme todas las noches conmigo. Te amo..
Todo va a estar bien...hoy nos toco jugar en el subi baja.
Volviste! Me encanto!
¡Me encantó! Encuentro en el escrito una capacidad de asombro que se pierde al pasar los años y que se peude ver reforzada en la edad de los personajes. Adem,as una filosfía imperante. Me gustó muchísimo, seguiré el blog :)
Muchas Gracias Ana Banana! Sin embargo, este blog está un poco abandonado el pobrecito!
Cuánta razón... y me gusta que al escribir como un niño respetes su derecho a decir puteadas como todos-
Pero lo más importante de todo, me sacó una buena carcajada.
Muy bueno!.
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