Estaba leyendo uno de los dos o tres blogs que leo casi todos los días. No es de alguien conocido, pero si me gusta leer las cosas que escribe. Es de un argentino viviendo en España, y me gusta mucho cómo conjuga esas cosas bien nacionales con los modismos españoles.
Para no irme por las ramas: el último post que tiene ese blog es del míercoles. Y cuenta lo sucedido en una cena que este muchacho tuvo con su esposa y una pareja amiga. En realidad, las dos mujeres eran amigas, y una quería presentarle a la otra su nuevo novio.
El escritor cuenta muy bien que en esa cena, tanto él como el muchacho que iba a ser presentado eran muebles, ya que el verdadero motivo de la cena era que su esposa pudiera conocer al novio de la otra para después, ya sin la presencia masculina, poder analizar, hablar de él, o lo que sea que hicieran las mujeres cuando hablan de sus nuevos novios.
Cuenta también cómo la amiga de su esposa estaba fascinada con los regalos que, de un día para el otro, empezó a hacerle este muchacho (para evitar más confusiones, el nuevo novio se llama Pol). Decía, entonces, que Pol la había sorprendido primero con una flor, después con un libro, despues con un par de sandalias. Pero que lo más maravilloso (explicaba Mireia, la novia de Pol ante la mirada cómplice de la esposa del escritor, que denotaba un "qué romántico" ante cada regalo) era que nunca le había errado en los gustos. La flor había sido su preferida, la orquídea. El libro, el que Mireia estaba queriendo leer, uno de Cohelo. El par de sandalias, de marca Koh-Tao, como tanto le gustaban a ella...
El escritor describe cómo lo miró su esposa, y recordó que para un aniversario le regaló un LP de Pappo's Blues.
El post sigue con los dos hombres saliendo a fumar, mientras que las mujeres aprovechan para intercambiar opiniones sobre Pol, seguramente, destacando lo tan maravilloso que era.
Sin embargo, la sopresa está en la charla que mantienen los muchachos, en donde Pol cuenta cómo fue en realidad que conoció todos los gustos de Mireia.
Al parecer, Pol trabaja en la parte de informática de la empresa en donde también trabaja su actual novia. Y parece que un año atrás, instaló un software para ver qué páginas visitaban los empleados. A la vez, este software le permitía a Pol saber qué cosas buscaban sus 4000 empleados en el Google. Así de simple, analizando una base de datos del Usuario de Mireia, Polito se enteró de todos los gustos de la niña. De cuáles eran sus estados de ánimo. De cuáles eran sus deseos.... TODO.
El secreto, obviamente es muy decepcionante.
Este post me hizo acordar mucho a mi relación con Palla.
Hay regalos, y actitudes que son obvias: nadie que conozca un poco a Palla puede ignorar lo que le gusta el Mago de Oz, o El principito. Son regalos obvios, que se pueden presuponer.
Sin embargo, hubo dos o tres cosas que sorprendieron a Palla de una forma que, todavía hoy, no se explica bien.
Hace un tiempo le regalé un libro de Honorè de Balzac. Meses antes del regalo, en una charla sobre cualquier otro tema (tan trivial que ni siquiera lo recuerdo) Palla dijo que le gustaba Balzac. Así, como al pasar. Como quien dice "tengo sed". Casi naturalmente lo dijo. Sólo que había que estar escuchándola para captarlo.
Pero lo más sorprendente pasó una tarde en casa. Llovía, hacía frío y Palla me dijo: "tengo ganas de algo, pero no vas a adivinar nunca de qué".
Mi reacción tardó menos de un segundo: "Ok, pero McCafé tenemos en Scalabrini y Paraguay..."
Enmudeció.
No era que tenía ganas de un café. Tenía ganas de un Café con torta, del McCafé.
Ni siquiera yo puedo explicar muy bien cómo fue que lo supe. Y creo que tampoco lo diría si es que lo sé. Pero hubo algo que en ese momento, como en tantos otros que tengo reacciones similares, que me dijo que eso que yo no iba a adivinar nunca, era precisamente lo que me estaba diciendo Palla con sus ojos. O con sus gestos. O con lo que sea.
Tal vez suene pedante, ególatra o egocéntrico. O lo que quieran. Me enorgullezco, sí. Pero no es el ánimo de este post.
Simplemente, me parece innecesario un buscador hackeado para conocer a alguien. Es mucho más fácil, lo admito. Pero por eso mismo es menos satisfactorio.
Es increíblemente placentero tener la seguridad de que alguien, ese alguien amado, está queriendo o necesitanto algo, y que sea verdad. Es mucho más lindo que espiarle el password del mail, ir caminando por la calle y decir, ante algo en una vidriera "sí, a mí también me gusta ese" aún cuando ella no haya pronunciado palabra alguna.
Uno podría volcar miles de consultas a un Excel y sacar qué probabilidad hay de que el café le guste con dos o tres de azúcar. Pero es mucho mejor llegar con el café y sin decir nada, tirar tres de azúcar sabiendo que eso va a estar bien.
El secreto revelado hace que uno pierda interés en la magia.
No me gustaría estar en el lugar de Pol si Mireia se entera de su jugarreta. Con toda la razón del mundo puede desconfiar de él hasta de que se llame Pol. Y ni hablar de la invasión a su privacidad.
Es mucho más lindo descubrir cosas por sí mismo.
Aún sin estar on line
3 comentarios:
Veo que has encontrado un tema...
Muy bonito, por cierto.
Un saludo
Dónde están los hombres como vos!!!!!!!!!
Ojalá mi chico me sorprendiera así algun dia de estos.
Me gusto mucho esto, voy a seguir leyendote un rato
Vivi
En una peli de Woody Allen, él manda a la hija (que era amiga de la hija de una psicóloga) a espiar las sesiones de terapia que la mina que le gustaba tenía con la psicoloka. Y claro... era un capo! jajajaja
Y uds dirán "pero era un falso de porquería" y yo digo "todo depende del cristal con que se mire". El tipo traza un plan para acceder a los deseos más privados de la chica, los memoriza, los lleva a cabo... a mi no me hubiera importado que se tomen tal trabajo por mi eh? =P
Lo otro, es sólo intuición,lazos más allá del bien y del mal o conexión sideral. Eso lo logra cualquiera que esté profundamente enamorado Panito! asi no vale!! =P
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