martes, 10 de junio de 2008

Refugio 19

Después de tanto desierto, de tanta soledad, de tantos días sin techo.
Después de andar por el sol ardiente, descalzo y sin amparo.
Después de pasar noches heladas sin abrigo.
Después de ansiar descanzo.
Al borde del abandono.
Al límite de mi estima...

Llegué a tu oasis.
Así como así, casi sin darme cuenta.

Y supe que todo estaba bien. Y que estaba en casa.


Gracias a Dios, a veces los espejismos se vuelven realidad. Y todo aquello que deseamos, se materializa en nuestro deseo.

Gracias por recibirme, por dejarme entrar, por hospedarme en tu corazón.

Te amo.

Porque hiciste de mí, el hombre más feliz del mundo con sólo nombrarme.

Y porque haces de mí un hombre mejor cada día.


1 comentario:

Palla dijo...

Te contesto al oido.
Te amo