Estaba en una esquina esperando a Palla. Por al lado mío, pasa una chica de no más de 17 años. Ni muy muy, ni tan tan.
No es una chica (como me han dicho alguna vez) por la que me daría vuelta en la calle para mirarla.
La chica cruza la calle. Por la otra cuadra vienen dos hombres, ya pasando los 40. Por la ropa, el bolso y esa intuición que todos tenemos para prejuzgar fácilmente, se puede decir que vienen de una obra en construcción.
La chica pasa por al lado de ellos, y uno le dice algo. No sé qué. Estoy del otro lado de la calle y no sé leer los labios. Sin embargo, se puede ver que la niña ni siquiera los mira. Pero el piropeador (por decirle de alguna manera) se da vuelta hacia su compañero riéndose y con cara de "qué grande que soy".
Palla me cuenta, unos minutos después, que pasó por la cuadra en donde está el Nacional Buenos Aires. Hay dos chicos tirados en la vereda, tal vez tomando o comiendo algo. Pasa una compañera. Uno de ellos, dice una barbaridad, y la chica, obviamente, ni los mira. Automáticamente, este segundo piropeador comenta con su compinche "ni bola me da" y ambos se ríen de su desgracia.
¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué alguien que dice algo que seguramente es más un insulto que otra cosa se siente el rey del mundo cuando pasa al lado de una mujer? ¡Si ni siquiera lo mira! El tipo se da vuelta mirando a sus cómplices como si hubiera dicho la cosa más inteligente del mundo y con ello hubiera arrancado la biografía completa de ese señorita. Sin embargo, lo más probable es que esta mujer se sienta más ofendida que halagada, piense algo así como "qué idiota" y siga su rumbo en la vida sin recordar ni siquiera el color de pelo de su supuesto piropeador.
El piropo es un arte, y como tal no cualquiera puede ejercerlo.
Tiene su timing, su extensión justa, su momento adecuado.
No se le puede decir lo mismo a cada mujer que pase, por ejemplo. Así como no se pueden usar las mismas palabras, o el mismo tono para dos mujeres distintas.
El piropeador, por ejemplo, no usa palabras obscenas... no creo que haya algo más lejano a un piropo que un insulto.
No puede decir algo que ocupe más de tres o cuatro pasos de la destinataria. De lo contrario, jamás se verá la reacción de su rostro.
Uno no puede empezar a decir un piropo a viva voz, lejos de la dama en cuestión, porque el piropo es casi una confesión a la destinataria, y como tal, no debería escucharse muy lejos de ella. El grito desde arriba de un auto es prácticamente inadmisible.
Hablando de autos, tomo un comentario de Seinfeld: ¿qué es eso de estar en un semáforo y tocarle bocina a las chicas que cruzan por delante de uno? Como dice Jerry, el tipo que hace eso ya se quedó sin ninguna idea. Ya está vacío de contenido y de originalidad. Si ni siquiera se te ocurre algo inteligente para decirle, no hagas nada, porque ya estás destinado al fracaso desde antes de entablar siquiera una conversación.
El piropo no sólo debe ser original, sino divertido. Y, ojo, no digo gracioso, sino divertido. El primer paso que debe tener todo piropo es halagar a la niña, y el segundo, lograr sacarle una sonrisa.
El piropo debe servir como un método de acercamiento primario. No puede acabarse ahí nuestro repertorio. Si decimos algo a una chica y ésta se da vuelta para conversar con nosotros, debemos saber de qué hablar. No podemos empezar a hablar de si Ramón se queda o no en San Lorenzo.
Por eso digo que no cualquiera está capacitado para piropear. Se debe tener cierto arrojo, cierto carisma, cierta desfachatez... Pero a la vez, si vamos a decir piropos debemos estar seguros, no tartamudear, decir las cosas en el momento justo, con la velocidad justa, con la simpatía justa.
Por algo yo nunca digo nada. Carezco de todas estas cosas. Pero conozco mis limitaciones.
¿No deberíamos todos aprender a conocer nuestros límites?
5 comentarios:
Ustedes....de los guarangos, ni me acuerdo...pero de los simpaticos si: ahi esta la inteligencia (escasa, claro) de los tipos.
Los que me sacaron una sonrisa:
¨Si así huele...como debe saber¨ (por sabor)
¨Me alegraste el dia solo por caminar...imaginate si me decis que si¨
A mi mama mientras caminabamos juntas: ¨Doña, no le da verguenza tan grande y paseando con muñecas..¨
Bueno...eso fue todo,...tampoco soy de las que arrancan confesiones todos los dias.
Hoy N/N
A mi me sucedio que me dijeran piropos caminando por las calles de Atenas (y si, yo soy asi de internacional) Es realmente inquietante ser objeto de un piropo (o algo que se asemejaba bastante, segun la intencion del hombre) pero que una no entiende!
Auguri!
Marlene
Kady viene a 3000 km por hora porque ta apurada. Kady pasa a un pibe que le dice...
-Eh bombon blah blah blah.. (el pibe viene caminando detras de ella)
Kadysha frena de golpe y el pibe se la lleva puesta, ella lo mira directo a los ojos esperando que diga algo, el pibe baja la cabeza y agachadito huye... COBARDE!!!
jajaj siempre hago eso cuando vienen detras mio, quiero saber si pueden mantener lo que me dijieron o no... bueno.. jamas me paso que me lo digan de frente... y ni te miran a los ojos...
Tambien hago la gran "entro al negocio" o sea.. si estan boludeando un grupo de chicos en la puerta de un negocio y me dicen algo cuando paso, vuelvo en mis pasos y entro al negocio jajajajajaja se mueren de verguenzaaaaaaaa!!!!!
Que se yo... los hombres son divertidisimos =)
Si...eso es cierto...a veces tienen esa cosa inocente, que da ternura...y si, divierten..
Soy de Barcelona, y hace unas semanas mis dos amigas y yo fuimos a Cádiz (sur de España) de mini-vacaciones. La gente allí habla graciosísimo, y qualquier piropo se convierte en algo que te arranca una sonrisa.
Realmente hay de todo. A mi me ha pasado que me han dicho algo tan ocurrente que me ha hecho girarme con los ojos abiertos y reírme, medio entre la vergüenza, el halago y la incredulidad. Y obviamente, a veces querer mandar a la mierda a alguno que se quiere hacer el gracioso...
Pero por norma, reconozco que me gusta esa cosa de ser piropeada, siempre con respeto, y si puede ser ingenioso o dulce, mejor...
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