lunes, 8 de septiembre de 2008

La visión de la Muerte

Nota del autor: Esto ya había sido publicado en un blog ya inexistente. Sé que no está ni bien escrito, ni es una pieza digna de algún libro de Poe. Sin embargo, quizá porque fue un sueño verdadero, quizá por algún enamoramiento sin sentido del autor con su obra, creo que "La visión de la muerte" merece un espacio en El Blog de Panito


Tic
Gonzalo se despertó sobresaltado. La oscuridad le oprimía los ojos. El sueño había sido mucho peor esta vez. Antes, por lo menos lograba despertar antes de que lo mataran. Hoy el sueño se había prolongado un poco más. Hoy había visto no sólo cómo había sido su muerte, sino cómo había sido todo después. Recordaba haberse quedado tirado en la calle, con el tiro en la sien, mirando cómo los autos pasaban en la avenida. Eso era de lo más extraño. Sabía que había muerto, sentía el calor de su sangre corriendo por la mejilla. Sentía cómo la vida se le iba, que ya no respiraba. Sin embargo, sus ojos habían quedado abiertos y él seguía mirando todo. Su vida ya no estaba, pero su vista seguía ahí. Y evidentemente, la parte del cerebro que registraba las imágenes también estaba funcionando. Era una tortura. ¿Por qué no terminaba de morir? Era peor esto. Saber que el mundo seguía ahí, con su lento girar de todos los días, pero su vida ya no ayudaba en nada a eso. Siempre había supuesto que el mundo dejaba de existir si él no estaba ahí. Ahora se daba cuenta de que no era así. Al fin lo había descubierto: el árbol seguía haciendo ruido a pesar de que no hubiera nadie para escucharlo. Y él seguía ahí tirado. Viendo la vida pasar a pesar de que la suya no pasaba. Era horrible. Descubría que su vida era sólo una más...

Tac
El relámpago afuera precedió al trueno como siempre. Gonzalo sentía su corazón golpear fuerte en el pecho. Acostado boca arriba en su cama, seguía si poder ver, aunque el rayo le había dado un panorama de cómo estaba su habitación. Tal cual la había dejado al dormirse un par de horas antes. Con las sábanas un poco más revueltas quizá, consecuencia del sueño. Se llevó las manos a la sien. Estaba húmeda, pero no era la sangre caliente, sino más bien ese sudor frío que le brotaba cuando soñaba eso. Cerró los ojos, era lo mismo que tenerlos abiertos, ya que no veía nada. Todavía tenía el refusilo del rayo en las retinas, por lo que aún podía ver su habitación iluminada de azul. Trató de contener la respiración, para lograr reducir un poco el golpeteo del corazón, pero desistió casi al instante de pensarlo. El estar sin respirar le hacía pensar que estaba muerto. Y en este momento necesitaba abrir los ojos para saberse vivo. Pero su muerte había seguido con los ojos abiertos, así que se obligó a quedarse como estaba. Después de todo, el golpeteo del corazón era reconfortante. La vena latiendo fuerte contra la sien también. Era lindo saber que estaba vivo. Ahora que conocía la muerte, la vida parecía más linda todavía. Otro trueno. Ahora no había visto el refusilo, y sin embargo, sabía que había estado ahí...

Tic
La sangre ya formaba un charco en el piso alrededor de su cabeza. Podía ver el borde del pequeño lago carmesí alejarse de él. Y la gente pasaba sin notarlo. Quería gritar, pero ni siquiera en los sueños los muertos gritan. Eso era lo más desesperante. Sentir la sangre caliente corriendo por la piel que se iba enfriando de a poco sin que nadie lo notara. Los ojos seguían fijos, seguramente vidriosos. Las pupilas comenzaban a dilatarse, casi podía sentirlo. En ese momento, cada centímetro de su cuerpo estaba completamente conectado a él. Sentía cada parte, cada célula. Sentía sus uñas, su pelo. Sentía todo. Y sin embargo, no sentía nada. Estaba muerto, desangrándose y viendo cómo no le importaba a nadie. Algo mal había. Dios no era tan malo como para hacer ver a alguien qué poco importaba su muerte. La desesperación de la inmovilidad era la última pulsión. Quiso gritar de nuevo. No pudo. La sangre comenzaba a acabarse...

Tac
Tenía que levantarse. Tenía que demostrarse a sí mismo que no estaba inmóvil, que la vena y el corazón golpeando no eran una ilusión. Tenía que pararse, encender la luz y darse cuenta de que todavía veía. Pero el recuerdo del sueño estaba tan patente que tenía miedo de no poder hacerlo y darse cuenta de que en realidad estaba muerto y no podía solucionarlo. Un nuevo trueno y la lluvia que empezó a sonar impertinentemente contra el vidrio de la ventana. Tenía que levantarse, y sin embargo no se animaba. El miedo a la muerte era más duro ahora que no sabía si estaba vivo o no. Estaba paralizado, sudado y con el corazón latiendo a más no poder. Notó que la mano le empezó a temblar. El corazón parecía querer escapar de su pecho. Los ojos ciegos buscaban la luz. El próximo relámpago lo animó. Se quiso poner de pie...
El corazón dejó de latir...

Tic

1 comentario:

Kadysha dijo...

WWWWWWWWWWWAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!
ESE ES MI POLLO BOLOOOOOOOOOO!!!
Vamo Panitón nomás carajo mierda carajo mierda!
MUY MUY BUENO!
^^