Como con los ojos vendados en una noche oscura; indefenso en la tormenta, rodeado de relámpagos y truenos. Con el piso temblando debajo de los pies, tambaleante como tantas otras veces antes.
Borracho de ignorancia, con la piel reseca sin los ríos de tu manos que la bañen. Sumergido en la indiferencia... apático.
Escuchando tu voz lejana en mis sueños de ayer, sintiendo que los centímetros que nos separan son leguas insalvables. Medio inclinado, torcido, anudado.
Ahogando los gritos en la oscuridad. Apareciendo y desaparencio para volverte a mí.
Mendigando un golpe, entregándome a la nada.
Así, y nada más que así.